Yo nunca pensé que irse de caravana electoral podía ser una experiencia así para una estudiante de periodismo. Llevo pocas horas y he pagado ya varias novatadas, y es que algo tiene que tener ser una de las benjaminas que vamos a acompañar a un líder regional, durante su campaña electoral.
Te encuentras rodeada de verdaderos profesionales, que rebosan experiencia en todos sus movimientos, mientras que yo poco a poco intento irme adaptando y coger el ritmo que nos marca el "líder".
La tecnología en estos momentos parece volverse en tu contra, para someterte a la prueba de presión más dura a la que me he enfrentado en mis cinco años de carrera. Pensé que no había nada peor que el miedo al directo, ya superado hace tiempo, o el pánico a no encontrar la información más importante. Pero, creo que hoy en día uno de los peores enemigos es la propia tecnología, muy válida en algunos momentos, pero capaz de estropear el trabajo de varias horas en un segundo.
Aún así, no podía salir todo bien a la primera...Día 2: Seis localidades recorridas (prefiero no contar ni los kilómetros), cuatro actos públicos y dos ruedas de prensa en menos de 48 horas. La campaña electoral sigue su rumbo. En estos dos días creo que le voy cogiendo el "tranquillo" a esta dinámica y a la forma de actuar del "líder". Observo detenidamente sus pasos, su forma de hablar, de moverse e incluso la forma de comer o sonreír. Todo me llama la atención. Todo está milimétricamente preparado, muy poco es casual.
La corbata incluso, me dice mucho nada más verle: dos días dos corbatas rojas, un aspecto impecable, perfectamente cuidado. La importancia de la imagen... nunca pensé que llegaría a estos límites. Cada movimiento puede significar un voto, dios mio... ¡qué presión!
En fin, unos dependen de la imagen y los periodistas (o periodistas en proceso como yo) de un ordenador y un micrófono. Ésta está convirtiéndose en la máxima de nuestra caravana.
2 comentarios:
Animo mujer, dentro de 40 años te acordaras de estas cosas y las contaras en un plató de televisión cuando te den un homenaje por el pulitzer o la bota de oro...
Sin duda. Quién no tiene una experiencia como la tuya, no puede contarla. Änimo y cuentalá como tu sabes. Nena tu vales mucho.
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